Sussana Peña

\"Usted\"

 

Usted, ¿Quién se cree?,
¿Acaso piensa que puede venir a mi mente y
hacer estragos sin si quiera ponerse a pensar
quién ha de acomodar su desastre?

¡Soledad! Me ha venido acogiendo desde que decidió usted
dejarme a la merced de mis demonios. ¿Nunca se ha preguntado
cómo he hecho para sobrevivir a lo largo de estos meses?
 ¡Fácil! Su recuerdo me ha inspirado a escribir
 odas para mantenerla siempre viva.

Usted, tan doliente como millones de estacas directas al corazón
pero tan placentera a la vez como la lluvia que es alimento para los prados.

Usted, lleva nombre y apellido, pero me gusta la formalidad que le da ese pronombre tónico, y
aunque en este momento no exista nada que no sepa de su amor y el mío,
no importa, guardemos la distancia.

Es que usted ha sido lo que siempre he buscado,
todo lo suyo me gusta, desde su cabello rebelde
hasta la vena latiente de su frente. Me encanta su sonrisa, es más,
podría atreverme a compararla con la alegría que siente una
madre primeriza al tener a su primogénito en brazos; así sentí yo
al verla sonreír por vez primera, porque pese a tanta neblina que
ha cubierto mis ojos sigo aquí, a su dávida.

Usted nunca se ha ido, siempre ha estado ahí, en el fondo de mi corazón,
me ha llenado de recuerdos la memoria e inspirado a esta máquina que llevo
en el pecho a continuar; y es que usted, usted siempre ha sido un sinónimo de
felicidad para esta humilde escritora.

No sé usted pero yo no podría continuar un día más sin sus besos;
aún recuerdo la textura gruesa y delicada de sus labios,
los pequeños mordiscos que me daban sus dientes y
como acariciaba mi cabello al dormir.

Usted, siempre ha sido usted el elixir para este impuro mortal,
si tan sólo se detuviera a ver como sangra mi corazón con cada día
que no estoy a su lado entendería lo que estas letras intentan explicarle a su alma divagante.

No me importa que sea fría,
no me importa que tenga miedo,
no me importa que no sepa luchar,
no me importa que lo único que sepa sea amarme;
yo podría contra todo sólo por su amor,
porque no imagino ni un segundo más
no auto llamándome  de su propiedad.