juan maria

LA MARIPOSA Y EL CANDIL

Se paseaba la pequeña mariposa,

muy oronda y orgullosa,

alrededor de la llama

que la alumbraba.


La soberbia y vacua criatura,

mirando únicamente su pellejo,

increpó al fuego de mala manera,

y con desparpajo lo acusó...


De que servirias tú, le dijo...

si no tuvieras otra cosa para dar,

que el reflejo de mi belleza,

que se luce como un astro refulgente,

donde tu luz sirve...

para ilumuminar mi danza únicamente?


Al punto respondió la llama...

Tu que crees tonta y vanidosa?

acaso no aprecias ciega mariposa,

que sin mi eres oscuridad...

y yo soy toda gloria,

y a tu danza,

le doy esplendente claridad?


Se consumió finalmente

en el fuego, la mariposa,

y extinguida dejó la llama,

de ser luminosa.

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 Moraleja: por soberbia fueron tontas,

la llama pasajera y la infatuada mariposa...