alcides rojas

Donde jamás estuve

Ha vuelto a nuestra puerta

el que dimos por perdido

parece que jamás hubiese tenido que partir

 

No pregunten dónde estaba

pues la voz se le tornó ronca

y la memoria vulnerable

 

Después de todo

ir o venir es sólo un punto de vista

y la ausencia es un corto paseo avezado

a la inflexiones del silencio

una línea que define el horizonte

cóncavo

convexo

 

un viaje sin predestinación a través de las grietas

por las que el sol declina

 

A nuestros ojos todo es incongruente

a sus ojos todo es idéntico y ya nada es igual

 

El helecho se marchitó

la tinta se seca

adherida a la pluma apartada

sin volver a surcar el papel

 

Las mantas están decoloradas

una arruga surca la frente y se refracta

en los días de vigilia

El tiempo

punto indefinible

la brisa se levanta y tras lo que se lleva

deja arena en los ojos

 

Mi mirada está fija en una cortina de visiones

 

Hace mucho que no oro

hoy siento la imperiosa necesidad de hacerlo

La vieja tela cae sobre mí al caer la noche

sudo fría y copiosamente

pronuncio después de mucho

el nombre de Jesús

y me sumerjo en una paradoja

tras un momento de contrición