anfaber

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¡Ave María purísima! , dijo Amapola

cuando vio todos las oscuridades de nos-otros

cuando vio a (nos) otros comprar grandes alfombras

donde esconder la mugre

y sospechó a firmantes de contratos

sospecho convenios con sangre

sangre con monedas

sangre en los billetes

sangre derramada sobre los escotes de las mujeres

sobre las espaldas de las hijas

sobre los vientres de sus nietas

sangre en lingotes de oro

que relucen como bolas de fuego

como bolas del juego

como bolas de muerte

Y supuso que siempre

siempre

siempre

es preferible ser una Amapola

a ser un ser humano

a ser un (cero) humano.

 

andrea