ldeluis

El maestro y el Testigo.

 Cuando eras niño, mientras jugabas, tus padres te observaban sin que te dieras cuenta.

Estabas con tus hermanos, tus amigos, tus juguetes y todo se presentaba de forma tranquila y aunque se agregaran nuevos niños en el juego, todo marchaba bien. Cuando alguno se cansaba de jugar, iba a buscar otro algo que hacer.

Pero si alguno de tus padres se hacía presente, interfiriendo en vuestro juego, entonces te saltaba la chispa de hacer algo gracioso, y aquél ambiente se modificaba, se volvía intranquilo, ya por la atención que requerían tus hermanos, ya por que querías que tus amigos vieran lo gracioso que pensabas que eras.

Cuando esa interferencia cesaba, todo volvía a la normalidad.

Ser un testigo de la mente es eso: que observas tus pensamientos como observas a los niños jugar, pero no interfieres. Deja que te lleguen los pensamientos, pero no les colmes de atención y sigue observándolos. Cuando se cansen, y se cansarán, se irán calmando y desapareciendo lentamente.

En tu interior existe ese testigo, búscalo, encuéntralo y siente que tú eres ese.