AMOR A LA DISTANCIA II
He estado pensando en viejos amores lejanos
que por distintas causas jamás los veré...
y reflexiono, como buen ser humano,
¿por qué inicié lo que nunca concreté?
***
Y por esas tantas cosas que tiene la vida,
por esas circunstancias que parecen fortuitas,
en que amigos y amores toman presencias conocidas
y nos vemos envueltos en sinsabores, con penas gratuitas.
***
Y, así, cuando los llantos lejanos por alguien se han derramado,
estas lágrimas tristes son de agua salada que a un jardín destruye,
pero, además, estos dolores y heridas de amor se han provocado
cuando en la distancia maldita, al amor, ese encuentro rehúye.
***
¿Para qué enamorarse, entonces, de quien está tan lejano?
¿Para qué, entonces, hemos de inundar de tristes lamentos
los corazones con pasiones ardientes y placeres mundanos
si sufriremos por lo que amantes sienten o por lo que yo siento?
***
Es la cruel realidad de las esperanzas muertas y de las ilusiones idas,
de los espíritus enamorados y, también, de los poemas que ya han sido leidos,
y que, ellos, sembraron desencantos por viajes y visitas que fueran prometidas
pero que, por falta de reflexiones, jamás se concretaron, según lo convenido.
***
De esta manera, poco a poco, los amores se gastan y se pierden pasiones,
y así, por estas malditas distancias, surgen enojos o rencores explícitos,
y, otras veces, algún amante promete esfumarse de estas relaciones,
sufriendo el profundo dolor por la herida abierta de un amor ilícito.
***
Eduardo Faucheux
21-01-2014