EDUARDO FAUCHEUX

AMOR A LA DISTANCIA II

AMOR A LA DISTANCIA II

 

He estado pensando en viejos amores lejanos

que por distintas causas jamás los veré...

y reflexiono, como buen ser humano,

¿por qué inicié lo que nunca concreté?

***

Y por esas tantas cosas que tiene la vida,

por esas circunstancias que parecen fortuitas,

en que amigos y amores toman presencias conocidas

y nos vemos envueltos en sinsabores, con penas gratuitas.

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Y, así, cuando los llantos lejanos por alguien se han derramado,

estas lágrimas tristes son de agua salada que a un jardín destruye,

pero, además, estos dolores y heridas de amor se han provocado

cuando en la distancia maldita, al amor, ese encuentro rehúye.

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¿Para qué enamorarse, entonces, de quien está tan lejano?

¿Para qué, entonces, hemos de inundar de tristes lamentos

los corazones con pasiones ardientes y placeres mundanos

si sufriremos por lo que amantes sienten o por lo que yo siento?

***

Es la cruel realidad de las esperanzas muertas y de las ilusiones idas,

de los espíritus enamorados y, también, de los poemas que ya han sido leidos,

y que, ellos, sembraron desencantos por viajes y visitas que fueran prometidas

pero que, por falta de reflexiones, jamás se concretaron, según lo convenido.

***

De esta manera, poco a poco, los amores se gastan y se pierden pasiones,

y así, por estas malditas distancias, surgen enojos o rencores explícitos,

y, otras veces, algún amante promete esfumarse de estas relaciones,

sufriendo el profundo dolor por la herida abierta de un amor ilícito.

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Eduardo Faucheux

21-01-2014