Federico Rivero Scarani

Los amantes.

Los amantes se miran a los ojos

con la plenitud de un atardecer,

caminan como si flotaran

sobre lagos de agua congelada

y se abrazan con la fuerza de una enredadera,

son admirados por los pájaros

y los perros callejeros que se les acercan,

no titubean en besarse bajo la luna

o bajo el venenoso sol del estío,

los amantes comunican con caricias

sus deseos y secretos,

y siguen doblando a la derecha de un ciprés

eternamente guarecidos de la lluvia

hablando vaya a saber qué silencios,

qué confesiones, qué misterios,

los amantes buscan en la sombra

el refugio para sus besos de caramelo

y aun durante el día no esconden sus caricias

ni sus promesas de que todo sea cierto,

a veces la gente cuando los ve pasar

se callan observándolos maravillados

como si fulgiera una luz sobrenatural

desde sus cuerpos amarrados,

y sus fuerzas se extienden sobre el camino

y no piensan cuánto falta de muerte

que como sombra va quedando atrás.