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EL SIGNO

Madrid, 30 de Octubre de 2009

EL SIGNO

 

Tejeré la tela, ¡de la quimera!

efímero sueño de la vida, 

supeditando el sufrimiento

de la inconsciencia vivida,

de aquello que ha sido,

es y será, el signo,

el emblema, de querer

simplificar el grito

escribiendo en el pentagrama,

el arpegio, que de “el ritmo”

del acorde ya escrito

siendo el arpón

Seduciendo con sus gancho,

aquel eterno fugaz

 sueño a la felicidad

evaporando la insignia

por la que nos regimos,

y ha arrastrado hasta la orilla,

la integridad, para no volver

a vislumbrar la  figura

de la desnudez de unas manos

de una exuberante y bella mujer.

 

Dame el signo de  la vida,

que marque el sendero

por el cual, debo caminar

y rastreare la esencia del aroma

de esa piel etérea, con este olfato.

inmune al sueño eterno,

como el arpeo engancha dos barcas,

con sus garfios une una a la otra

la arrastra hasta la orilla

donde el sol siempre brilla,

el resto de cada día. 

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