Rosa de los vientos

A cortinas cerradas

 

Labios rojos sin maquillaje,

mordidos, masacrados por el deseo

y la aventura de la seducción de una sonrisa atrevida que se insinúa

pero no se presume hermosa aunque sabe que lo es.

 

Luz de velas a mediodía, música de fondo

y cortinas cerradas para crear ambiente.

 

El sofá nos mira pero no le hacemos caso,

preferimos la alfombra mientras el fuego de la chimenea aumenta

y el cuerpo se empapa.

 

Almohadones, bebidas frescas y miradas

que se transforman en caricias apoyadas en una espalda que reclama.

 

Me implicas en ti cuando me hablas, cada vez más despacio,

en susurros imperceptibles que me obligan a acercarme,

a apoderarte de alguna parte de mi piel

y tu lengua empieza a bailar con la mía al ritmo

de la melodía que casi olvido.

 

Me declaro culpable de amarte, es lo que me hace desearte…

 

A cortinas cerradas o a plena luz del día, entre sábanas o en palabras,

 de camino a casa o de salida.


A amarte sin reservas, sin créditos ni plazos.  


A amarte en una ecuación inexacta pero horaria,

constante por momentos, disparatada por otros.

 

A amarte, en fin, como se aman los amantes.