PETALOS DE NOCHE

Por qué me has abandonado..., Vida*

 

 


Mañana...


... del cielo cae un estigma puntiagudo
se clava en mi piel, más tarde en mi pecho
desgarra todos los hechos vividos,
hunde las emociones desconocidas
hiere mi pesar agonizando
de entre las sombras...,
 

mi silueta es enterrada en la noche
me pierdo..., ¡siento la pérdida...!
ya mis huellas son claros mensajes
de mi lucha por la vida...,


-¡vida, vida mía, no tan mía, por qué me has abandonado!-


Mañana...


... me dejaré desnudar por el frío...

de un abrazo tibio
dos tenazas en mi océano de huesos...

tu amor propio de naturaleza
recorriendo mis venas marchitas...

tu amor festejo del cielo y la tierra...

tu amor salpicando la lluvia
en mi interior de primavera...,

ya es otoño, se me caen las pestañas...,

mi papel íntimo se vuelve ocre...

ocre como la esperanza
que es mancha invisible
en la página que alguna vez
arranqué del los sueños..., 



-¡vida, no tan mía vida mía, me has abandonado por qué!-



... he callado, me he mordido los dientes, el aire que he asfixiado me he mordido...,

cada palabra que desgarra mi alma he dejado compadecer con la miseria...,

-las calles están vacías-

Sin embargo, se escuchan los adagios íntimos de la lluvia...,

cuasidelito de lágrimas perpetrando sus psicópatas encuentros con el bien y el mal,

se me escapan los ecos, se me escapa la voz, y no tengo eco.

Me gobierna el silencio..., siendo soberano vacío de las paredes pálidas
como la enfermedad que agobia el correr de la sangre
a un desnutrido latido que de a poco se va difuminando
con los horrores del pasado -mi pasado-

Catapulta de mis sentidos aprisionados en un ave enjaulada
mirando su vida pasar de entre un libro ya escrito...


-no me queda vida-

¡Duelen las palabras!

¡Me duele escupir el alma...!

¡Decir un verso, me duelen los poemas!

... la extensión del alma duele...,

tengo náuseas mentales...,

mi sanguíneo cuerpo se arremete leucemia...


Mi tinta amarga y frágil

irrumpe en mi viaje motriz..., 


... no me queda inspiración
para quemar las cenizas

ni fuego para apagar el hastío

sí..., mi pena corrobora
padecer bajo mi sombra
con una serpiente en mi condena...,

mirar las siluetas con sus dedos de incendio
divagar de entre la neblina
con una pena más grande que la mía...!

recorrer esas calles vacías
pisando sus huellas húmedas
de sus miradas de melancolía...,

una lágrima pusilanime
acentuada en sus almas líquidas... 
-Frágiles, quebradas y perdidas-