Maria L

Desespero

 


No escuchas amor

el desespero que corre

por el paraje de mi sangre,

en mi flujo entero,

sobre mi correntada,

mi vida y mi muerte?


No escuchas acaso

que se ahoga mi nombre

en soledades curvas

y que tu orilla

me queda a costas

de un altísimo infierno?

Que me salve un dios,

un ángel o el mismísimo diablo

me apueste y me pierda

-poco me importa-

yo quiero malherirte

de mi lengua,

repartirme por igual

en tu risa y en tu llanto,

-hostigarte-

ser tu miel, tu veneno

y desamparo,

tenerte atado a mi orgasmo,

pecarte con creces,

esclavizar tus manos

a favor de mi carne

y darme simplemente

como si fuera yo

una abundante taza de lluvia

y vos,

la boca que me sustente.