Donaciano Bueno

Yo confieso...

Confieso que he vivido…
placidamente recostado en una nube,
obsesionadamente observando cómo ésta baja o sube,
haciendo caso omiso a lo que a mi alrededor ocurre.

 

Confieso que he vivido...
pensando que pensaba, soñando que soñaba, sintiendo que sentía,
en una enorme y permanente fantasía,
sin ser plenamente consciente de lo que en el mundo hacía.

 

Confieso que he vivido...
huyendo de la terrible hipocresía.
Intentando conjugar lo que decía y lo que hacía
sin conseguir que ambos hechos navegaran en la misma sintonía.

 

Confieso que he vivido...
preso mi corazón de tantas emociones,
de dimes y diretes, adulaciones, cuchicheos y tantas sinrazones,
de voluntad ausente para tomar mis propias decisiones.

 

Confieso que he vivido...
haciendo trampas en el solitario de mi vida,
de mis deseos cautivo, obsesiones, impulsos y manías,
atrapado en la tela de araña de mi esencia descosida.

 

Confieso que he vivido...
vendiendo mi alma al diablo en cada instante,
predicando humildad y disfrutando de una vida confortante,
traicionando lo que digo y lo que hago como el mayor farsante.

 

Confieso que he vivido...
buscando al infinito dios desesperadamente,
excudriñando con pasión los misterios de mi mente
o, quizás, más cercano intentado encontrarlo entre la gente
sin haber logrado satisfactoria ninguna respuesta hasta el presente.

 

Confieso que he vivido...
y ahora me corresponde hacer el último relato de mi historia,
rememorando momentos intensos que guardo en la memoria
y con valor y coraje mirar al frente. Es mi dedicatoria.