broval

Maestrazgo.... las pensiones del tiempo

Arranqué la vieja Vespa después de abrocharme el abollado casco y el acelerador empezó  a gritar al instante.Mi pelo se izaba tomando la dirección del viento prefabricado.Las recostadas curvas huían estrepitosamente a la par que los ojos se ahogaban en las frías lágrimas de la velocidad por esos caminos de arboles pintados de blanco donde a esas horas ir en moto era ver disfrazado de novia los senderos del amanecer.Ahí, en el Maestrazgo, las pensiones del tiempo estaban deslizando el interruptor que ilumina los días.

Me detuve y respiré el perfume de hornos de leña.Sus casas vestidas de piedras se manchaban de sol.Allí se sentía la sensación de ir sembrando astillas de los sueños e ir esparciéndola en cada  kilómetro.Miré hacia atrás y comprendí que allí es donde se cultivan los pasos