Nicolas Ferreira Lamaita

DIALOGO DE UN ANCIANO CONSIGO MISMO

DIALOGO DE UN ANCIANO

CONSIGO MISMO.

 

_Si señor, yo, me quiero morir.

-Por que dice eso, si se le ve bien.

_No es lo que se ve, sino lo que se siente.

_Tampoco es que quiera morirme, es un decir, lo que quiero,

en realidad es sentirme un poco mejor, con mas fuerza, con mas

espíritu, intelectualmente me siento potenciado y es esa potencialidad

que quiero desarrollar que quiero transmitir, no quiero ser el tipo de viejo

que se sienta en una plaza apoyado en su bastón, esperando llegue la muerte,

¡No!, seria traicionar mi inteligencia, que aunque sea en menor medida, se poseo.

_ Ya ve Ud. que desdoblo mi personalidad, entablando un dialogo

 conmigo mismo, cosa que si hiciera con mi familia, lo primero que

dirían, “Ya estas hablando Pavadas”.

-No da la apariencia o el aspecto de quien mal se siente,

acaso esta Ud. enfermo?.

_Nada de eso, de salud estoy bien, solo que muy cansado.

-Eso le sucede igual a las personas jóvenes, que edad tiene-

_Ochenta años.

-La verdad que no son pocos, pero tampoco es o debe ser el motivo,

algo debe sentir ¿Por qué no consulta un medico?

_Mire, se de antemano lo que el Dr. va a decirme, que no fume,

que camine, que no piense, (cosa que mas hago), que disfrute

y al final va a terminar recetándome algún antidepresivo,

cosa que ya lo han hecho.

_No vaya Ud. a pensar que soy un resentido ni un pesimista consuetudinario,

para que vea le e de relatar algo de mi vida pasada que por cierto no es nada

del otro mundo, simplemente una vida mas.  

Recuerdo cuando viví y sufrí el des arraigo de mi país y me encontré en la más sola soledad, (que conste), fue por mi propio deseo, buscando nuevos horizontes, como otros tantos lo han hecho. No se, si estuvo bien o estuvo mal, pienso, fue producto de algún impulso inconsciente de juventud, pero si sé, que dejó en mi una gran experiencia, la cual si bien económicamente no dejó buenos frutos, si contribuyó en mucho a mi desarrollo personal, pues bien lo supe aprovechar. Vi. y experimenté, lo que personas, con mucho dinero, no vieron ni vivieron. No obstante, soy consiente de otros, que han viajado y visto muchísimo más de lo que yo vi y viví, pero lo que a esta altura del partido me produce cierto orgullo, y asta me asombra, pues lo miro desde mi perspectiva actual, me parece imposible de ser realizado en la actualidad. Solo con la inconsciencia de la juventud se realiza, cosa que emprendí con escasos cincuenta dólares en el bolsillo. Crucé varias vecesla Cordillerade los Andes, vi. el Océano Pacifico, pisé tierra de varios países sudamericanos, conocí ciudades increíbles en los Estados Unidos de Norte America, caminé sus días y sus noches, vi. obras de impresionante magnitud e incluso trabajé en ellas; en infinitas ocasiones tuve charlas con personas de los rincones más lejanos del mundo, vi espectáculos de impresionante belleza. Debo reconocer que también pague un precio, ahí si conocí la verdadera tristeza que acompaña la soledad.  Podría asta contar hechos sucedidos, que parecerían de novela, quizás pudieran ser catalogados de fantasiosos, por eso nunca los e contado ni los contaré pues quién los oyere pudiera decir \"Este viejo de MIERDA, que vive a la vuelta de mi casa me va a engrupir\", por eso me los guardo. Supe vivir el des arraigo en mi propia tierra, el perder por dos veces, casa y familia y volver a experimentar la absoluta soledad y tristeza. Supe estar cargado de odio y rencor sin tal vez reconocer mis culpas. Volví a caminar calles de una ciudad que no era mía sin familia ni amigos, llorando, angustiado, sin tener ya ganas de vivir, buscando refugio en el alcohol para amortiguar el dolor de tener como vivienda un triste cuarto de pensión compartido. ¿Que me mantuvo?, mi Fe, el pedir a Dios otra oportunidad; oportunidad que me fue concedida y supe aprovechar, no sin antes despojarme de todo odio y rencor. Así aprendí a pedir perdón y a perdonar y hasta reconocer que quienes yo creía me habían hecho daño, fueron quienes contribuyeron a mi reencuentro con la felicidad perdida.Más no todo fue negativo, también en esos tiempos hubo momentos buenos y pude sentirme feliz, pues todos sabemos que la felicidad total no existe, hay momentos felices y de los otros, ambos me toco vivir. Quiera Dios, la felicidad que vivo hoy día, me siga acompañando, no hay, ni existe ningún motivo para que así no sea. E vivido los avatares comunes que todo ser humano en esta vida padece, son pruebas que nos manda quien maneja nuestros destinos y está en nosotros el saberles llevar aplicando la experiencia adquirida en el correr de los años. E logrado cierto equilibrio en mi persona, cuando aprendí a reconocer que me e equivocado en infinidad de ocasiones, que muchas veces metí la \"pata\" e hice papelones, mucho me ayudó, el pedir perdón y también perdonar, puede ser que aun me quede en el Debe de la vida algún perdón por pedir, lo haré cuando sea necesario. Otra cosa que mucho ayudó a lograr cierto equilibrio fue el despojarme de falsas ambiciones y saber valorar lo que poseo, que es bastante.

Entonces: concretando estas humildes reflexiones, a mí mismo y familiares digo: no escribo triste por que soy triste.Escribo desde la alegría, solo tratando de reflejar lo que e vivido. Escribo lo que mi escasa capacidad intelectual me permite.

No escribo sobre el amor, pues siento no me corresponde, dada mi edad, seria falso, además el amor ya lo poseo en la que hoy es mi Esposa.

-Bueno mi amigo, no veo entonces de que se queja, su vida esta dentro de los parámetros

normales, a sido intensa, variada y hasta diría, un tanto alucinante. ¿Qué más pretende de la vida?

_Pues no mucho, solo poseer la suficiente fuerza en mis piernas para acercarme a la terminal de Buses y me lleven esos cien kilómetros que me separan de poder abrazar a mi nieta y mis hijos, solo deseo amanecer muerto en mi cama y aunque el certificado de defunción diga, (Fallecido de muerte natural), me haya ido sabiendo, que no fue, de TRISTEZA.

_De esa tristeza que acompaña a los viejos, al sentirse inútiles.

 

                                                  Nicolás Ferreira Lamaita.

 

De ese pedazo de piola, que me diste Dios,

para enrollarla en el trompo de la vida

y así poder girar junto con ella,

hoy ya desgastada por el tiempo,

muy pronto reventara, por lo mas fino.

 

Quisiera tener un poco de cera,

empastarla, reforzarla en lo que pueda,

tomare mi trompo ya cachuso

y una vez mas, cumpliendo mi destino

bailar la ultima vez, junto con el, en la vereda.