Juan de Marsilio

SIN UN ÁTOMO MENOS



De un trabajo al otro
con diez minutos siempre de retraso,
con tres facturas vencidas en el bolsillo,
con una billetera repleta de silencio,
con las raídas ropas,
con un cansancio unánime y milenario,
con la piedra recién almorzada pesándome en el estómago,
con el entero Universo
– sin que me falte un átomo siquiera –
en esta cabeza mía
que aún consigo llevar levantada.