Héctor(micorazón)

Atardeceres y auroras

Mi queja de continuo he presentado,

por todo cuánto tu me has negado.

que desprovisto, que necesitado,

y miles de berrinches mal fundados.

 

En reproches locura e impaciencia,

convertía el deber en penitencia,

ignorando con frialdad la inocencia,

despertando la crueldad e inclemencia.

 

Empezando por cosas tan triviales,

no caían en cuenta las fatales,

las mezcladas con bienes y con males,

terminaba diciendo son iguales.

 

Discutir tus motivos ya no quiero,

¿qué a mí con lo falso o verdadero?,

siendo que estar vivo es lo primero,

antes de explicarte amarte prefiero.

 

Te amo y esto no por ser canción,

que me produce tal o cual pasión,

te ama mi desbordado corazón,

y para ello no tengo explicación.

 

Siendo tu origen para mi profundo,

no dudo en afirmarlo ni un segundo,

que ni el pensamiento más fecundo,

conseguirá descifrar tu mundo.

 

Silueta tentativa que la ciencia,

ha logrado dibujar de tu esencia,

pues queda abismada en su presencia,

tu fuerza creativa y subsistencia.

 

Tus sendas tan violentas y sutiles,

se reinventan por cientos de miles,

y yo que me contento en tus abriles,

celebro los diciembres muy gentiles.

 

¿Si muero un día, volveré a vivir?

la interrogante suele interrumpir,

la palabra que no puedo eludir,

vivir bien hará un día bien morir.

 

Reconozco no me ha sido sencillo,

buscar una respuestas con tal brillo,

en todas estas quejas en que trillo,

resuelvo que no soy yo el caudillo.

 

No puedo guiar la carrera del sol

tampoco hacer florecer el girasol

no sustento al león ni al caracol

no tengo ni dominio ni control.

 

¿Que tengo yo siendo que todo es tuyo?

sin ti no habría ni el mínimo murmullo,

¿en qué podría cimentar mi orgullo?

más dame en tu regazo tierno arrullo.

 

Los meses, los días y las horas,

años de atardeceres y las auroras

ulteriores, serán cautivadoras

por las reminiscencias de otrora.