Nefertum

El Viejo

Tenía algunas profundas huellas del pasar de los años en su

rostro y manos.

Su mirada era triste, pesada y cansada,

siempre la dirigía hacia el cristal roto de su ventana

sucia y abandonada.

Con sus dedos agrietados continuaba sosteniendo su jarra vacía.

Su puerta, entre abierta, por si ella regresa al fin.

Hace mucho tiempo se marchó, 

prometió que volvería!

Su aroma... Su única compañía.

Ya no tiene lágrimas que borrar.

El viejo, ha olvidado respirar,

no ha notado lo holgado de su cinturón,

ni que el latido de su corazón,

es cada vez, mas tímido, suave y ausente...