Adelaida López Marcos

LA VIDA CUANDO PIERDE, HUELE A ESTIÉRCOL

La vida se pierde entre sus vientres
y no se olvida.

Se queda esperando
y bebiendo de tus sierras,
mamando de tus rocas,
reconciliándose con el estiércol de la vida,
para encontrarse de nuevo contigo, poeta.

 

Se grabó en las piedras
un enamoramiento con abarcas.
¡Poeta rudo hasta los huesos!
cuando alzaba la mirada de frente,
a su barbilla y a su morena valiente.


La pobreza y el luto
se llevo al llanto
y con ello, a su mundo.


Llanto del dolor,
enfermo de mi corazón,
tu garganta quedó desecha
cuando le gritabas al mundo,
¡miserias de una guerra!.


Enfermedad, hambre y esquela,
estallaron como volcanes
y tu, marchándote sin tus abarcas,
sin tu morena y tu sierra.


Yo se hablar con tus piedras,
emborracharme de tus ríos.
No hace falta haber parido como loba,
ni haber sido criada como animales,
para entender que la vida
es un montón de mierda.


La vida perdió el cordón de su vientre
cuando se cruzó de brazos,
apagó la cuna de tu sangre
y la vida de tu hijo por delante.