Diaz Valero Alejandro José

El turpial y el enojo

Vi enojado a un turpial
al ver que no ha podido
al arco iris decolorar
ni enderezar las curvas el camino.

El turpial inquieto y rabioso
lloraba entonces,
al ver la quietud de los pozos
y no poder curvar al horizonte.

El enojo y el turpial
ya son amigos,
como río y mar
y como molino y trigo.

El turpial y los enojos
son inseparables,
como mirada y ojos,
como respiro y aire.

Ya la furia del turpial
se ha hecho constante,
y si alguien se la intenta calmar,
entonces muere al instante.


Autor: Alejandro J. Díaz Valero 
Derechos de Propiedad Intelectual Reservados
Bajos el Número 5562-1213
Maracaibo, Venezuela