el poeta del abismo

olinala

Pueblo hundido, brillante,

encarcelado de madera,

Hueles a lináloe, olor distinguido. 

De orilla a orilla esta tu cuerpo

Vas donde esta tu aroma traficante 

Aún que te roben, aquí también te quedas

 

Te extiendes inmensamente despacio,

Somos tu pueblo quien te visita,

Quien te habita y quien sube tu santuario.  

Te asomas por los cerros y nadie te tapa

te conocen detrás de las nubes.

 

A tu mitad existe una linea

Corta, ancha, seca, mojada,

Donde fue limpia tu agua.

 

En tu centro están tus palmeras,

Palmeras viejas y dictadoras de la historia.

Si hablara con tus piedras,

Con tus cajas antiguas,

Preguntaría de donde vienes

¿Porqué has llegado?

¿Porqué me has traído amante de tu suelo?

 

se fundo en ti la tierra temblorosa

Y no se donde, pero tiemblas.

En la oscuridad que te visita a diario,

Yo anduve, yo pasaba,

Lento, de prisa , a veces yo iba invisible,

olvidado, desconocido.

 

En tus calles ando y cruzo el tiempo,

su huella ha sido los adobes desgranados.

Eres pueblo que ha gritado y ha callado,

¡Sera que a veces escondes los pecados 

Y mueren quien tenían tus secretos!

 

De ti nació mi alma, ahí se forjo rebelde,

ahí, en donde de ti nace el maíz,

Yo camine y me mojaba de tu rocío,

En ti los amaneceres lucieron verdes y secos,

¡Despertó en ti tantas veces mi sueño!

 

Permitiste hacer en tus caminos el recuerdo y el olvido

Que las aves trataron de conquistarte entero por la tarde

Queriendo derramar primero,

las palmeras en tu plaza de enamorados.