…Y tu amor se me hizo como prender un cigarrillo, disfruté su calidez, su sabor, el sentimiento que produce al aspirar la bocanada de humo, fui fumando placenteramente hasta que se consumió y cuando se acabó, lo saboreé por última vez y termine por tirarlo al suelo y mirarlo fijamente recordando la sensación que me produjo, pensé en el humito ondeante que despide, la metáfora se me hizo visible, mientras el fuego que alguna vez lo hizo una compañía agradable se fue apagando… hasta que se apagó y solo quedó la colilla de algo que una vez fue placer, fuego, compañía y ceniza, la colilla de algo dañino pero sabroso: ¿Nos fumamos otro?...