Joel Linares Moreno

JUAN SIN DIENTES

Juan sin dientes bajó una mañana
pecho al frente del sol y la bala,
con la sonrisa del que no tiene nada que perder,
con la esperanza del crujido de la masa tostada,
fue buscando lo que le ofrecieron,
en la caja de cristal que habita en su sala,
fue a llenar sus platos inhabitados y su parrilla huérfana,
fue a vestir su cuerpo en harapos,
fue a buscar su cigarro y un whiskey,
para convertirse en humano,
para parecer gente,
para por un breve instante ser alguien
para salir un milímetro del barrio.

 

Juan sin dientes ahora es una foto y una vela,
en una repicita,
en la misma sala,
desde ese 27 de febrero.