Donaciano Bueno

La inspiraciĆ³n

Sobre el papel rasgué el puñal y lancé un grito

con rabia fiera tal, de ira mortal y mal talante

¡maldita sea! que, blanco, aquel papiro maldito,

sumiso, se humilló ante este escritor proscrito

y disparado volando salió hasta llegar a Marte.

 

Era tarde, yo cansado y los vientos de levante,

furiosos, sin compasión aporreaban la ventana,

casi dormido, sólo mis deseos seguían adelante

empujando a la invención que aceptó el guante

y entretenido me tuvo hasta llegar a la mañana.

 

Y una y otra vez la pluma deslicé sobre el papel

sin ningún resultado conseguir ¡oh intento vano!

Repasé algunos libros que tenía en mi anaquel

para intentar después yo reflejar con mi pincel

sin éxito, imposible fueme eludir a aquel tirano.

 

Hasta que apareció la inspiración como una rosa

que desafiándole a la losa ¡que dulce sensación!

aquella brisa de los cielos coqueta y muy celosa

en mis ojos quiso posar como una bella mariposa

brotando los más tiernos sentimientos de emoción.