Pablo Rainer

Año nuevo en Valparaíso

Fiesta de año nuevo, una tarde que se hace grande y se
viste de largo. La bahía celebra con champaña de colores
alcanzando toda la altura de esa noche que se arrebola
de nubes y humo.


No sé si es el mar de Neruda que
entra por mi ventana o el ruido de los que acostumbran
a gritar sólo hacia afuera, lo cierto es que me giran los
ojos hacia adentro y me miran como un extraño empapado
de la palabra despedida.

No es tristeza perpetua sino la melancolía del barco
que cae detrás del precipicio de ese horizonte lejano
pero conocido. Esas malogradas naves no tienen nombre,
no sé bien lo que son,
pero se van con este año
mientras miro por mi ventana
a la tarde que cae de madura.