Patricia Elena VILAS

Intimidades

 

Las luces de la ciudad

Ciegan mis ojos

Y ya no puedo verte.

Está tu imagen que amo,

tan pegada a mi deseo,

quieta entre dos muertes,

enamorada.

Está tu imagen que amo,

Tan pegada a mi deseo,

Veo los latidos de tu adiós muerto

Como una estaca.

Soñé que te habían robado el alma

Cuando nos mezclamos como el mar

y la arena, lejos,

hace tiempo.

He vuelto a ver los dorados pinos

que dulcemente, rozan la nieve

con las ramas más bajas,

salpicados, cambiantes colores

de las hojas.

Regresarán follajes,

se entrecruzarán las ramas.

y retornarán a su hueco de sombras,

al centro oscuro,

donde una vez durmieron.

Una mujer sola

contemplando el majestuoso mar,

augurando desdichas, a su lado

pasan las gaviotas,

el mar se retira cubriendo

sus piernas con un manto de algas,

y allí se quedó pensando en su infancia,

tendida boca abajo.