Alcibiades

Alejandrino desea presencia real

No se aquieta mi cuerpo, ni aun estando dormido,

batalla con recuerdo, la almohada es testigo,

soñando solo mi cojín oye lo que digo.

Con nuevas cicatrices de espectro me despido.

 

Se reagravó dentro de mí nuestro amor vivido,

nada en ayer, si en la noche siempre estoy contigo,

en fríos inviernos seguís dándome abrigo,

nada importa, solo tu presencia real pido.

 

No eres fantasma, eres trozo de la vida misma

que ronda cuidándome cual un niño como antes,

tu afable cuidado hasta en los sueños me estremece.

 

Que no sea eterna tu ausencia, pues me lastima,

mi corazón y vida, clama por ti incesantes.

Ni en orfandad este amor mío no desfallece.

 

El señor de los fierros

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La esperanza reconoce la sinceridad de un ser afectuoso antes que aparezca en la puerta…