Andrea Valentina

Soneto primero

 

A veces como el mar soy tormento,

perdiéndose frágil en el abismo;

fuente de vida, terror o espejismo;

como soy de otras mentes, pensamiento.

 

Y aunque fui para alguno buen momento,

mujer pura, de vuelo y erotismo;

nadie escapa al destino y su cinismo,

despertando vacía en un fragmento.

 

Abatida y triste, me entregué al olvido;

a que el silencio desgarrara mi frente,

porque no hay mayor muerte que haberte perdido.

 

Ni amor más torcido que el de mi suerte.

Ya pagué por el alto precio pretendido

permitiendo que te llevara la corriente.