debora pol

Un entierro:

En el centro de la iglesia hay:


una mirada que palidece.
Un momento en el tiempo que se detiene.
un cuerpo rígido tumbado dentro
de un ataúd frío.
Miles de rostros observando de cerca
la cara de la muerte
Lágrimas des controladas suicidándose
por las ojos abiertos de las viudas.
Cientos de bustos sentados
escuchando las palabras de un sacerdote
desde un púlpito amarmolado.

Afuera  en el campo santo
Se escucha el sonido de una palada de tierra
golpeando en una caja
Una lluvia de flores cayendo contra la tapa
Y el muerto durmiendo su sueño
Con la losa por manta.
y la tierra por almohada.
En el techo oscuro de la negra pena
se encendieron miles de velas.


¡ay de aquel! 

que llora en su tumba lagrimas de tierra.

y solloza su garganta,

con quejidos de dura piedra.