CARLOS ALBERTO BADARACCO

SOBERBIA EFÍMERA

 

 

 

 

 

 

 

Yo quería saber de

aquel mundanal ruido,

quería meterme

y aturdir mi existencia.

Deseaba entender

el mensaje de lo altivo...

y cuando más me llenaba,

más feliz me sentía.

Advertí  esa luz

tan gigante como el sol,

percibí el mar

y en su frenesí  me aturdí

Reparé en el silencio

y en lo efímero...

y en la visión utópica

de un fugaz renacer.

Orienté mi norte

donde me clamaba,

me llené de oro

y de orgullo mundano.

Oculté mi humildad

donde nadie la viera...

y perseguí la opulencia

como virtud de la vida

Ignoré la amistad,

la perpetua armonía,

conferí sin piedad

mil castigos al pobre.

Y hoy nada tengo,

sólo la voz de lo ignoto

que me sigue entre abismos

y laberintos profanos.

Ya nada me queda,

sólo la luz implacable

de una sórdida cadencia

de silencios sin vida

sin euritmias,  vacía.

 

CARLOS A. BADARACCO

25/6/12

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