Mi vida nadie develará en tinta pasmosa
ni morirán los árboles por grabar mi nombre.
Sé la vía no deseo que mi senda alfombre
qué en desvaríos, cree que su letra es famosa.
En mí cuerpo cálamo encuentra alma, no una cosa,
de mi obra poética purista no se asombre.
Mi camino nunca pido que nadie descombre,
puristas, letrados también va hacia la impar fosa.
Ya sin sentidos el almanaque fondo toca,
del segundero la vanidad se cuelga y muere,
en la esfera del reloj queda plagada de ego.
Sus versos encomiables más temor le provoca;
que nunca nadie lo olvide, al mundo le sugiere.
Dios le quita el crédito y, ya no dirá hasta luego.
El señor de los fierros
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Eres ficción para los seres que eligen distintos caminos y distintas alternativas. Son ficción en ti...