Vicente Martín Martín

Brocal hacia el abismo

Brocal hacia el abismo,

eso puede pensar de esa muchacha de la blusa amarilla

y con dientes de leche

quien no alcance a entender que la manzana de Newton

no había oído jamás  hablar de Heidegger

e ignoraba  el idioma de las ocultaciones

o simplemente sea uno de tantos

cuyo share de audiencia se desploma los lunes cuando emite

pecados capitales.

Yo la he visto sentada bajo un olmo muy viejo y en su labios

se intuía un poema, 

yo la he visto abrazada a los columpios silábicos donde emergen los sueños

y era sí como el sol del alfarero,

como si alguien

que no ha visto jamás volar a oscuras a un pájaro quisiera

regalarme en papel de mantequilla

la gracia de un vencejo,

y le he dicho que no,

que yo era un viejo juglar que aún se emociona

contemplando a los cisnes y era tiempo

de evidencias más sobrias.

Muchachas como ella sólo pueden vivir de pensamientos rimados

y colores vistosos,

desde el rojo a la luz, desde un cielo en enaguas a un espíritu

recién glorificado,

muchachas como ella son la nieve del símbolo,

la poesía aritmética y la certeza del Génesis,

demasiado sutil en todo caso

para ser de este mundo.