Josefina 46

UNIDAS NUESTRAS MANOS

Hoy recuerdo aquel día,

día en que nos conocimos

y unidas nuestras manos

labramos nuestro destino.

 

Hoy recuerdo aquel otoño

bajo el verde de los pinos

que te decía entre sollozos

¡no me dejes nunca cariño!

 

Yo no creo en el destino

ni en eso que llaman suerte,

pero si en el Dios divino

que me hizo quererte.

 

Y navegamos por el mar de la vida

aferrados a los remos sin soltarlos,

luchando contra los elementos

sin vencernos ni cansarnos.

 

Y llegamos a buen puerto

y una torre de amor edificamos,

refugio de nuestros hijos y nietos

y del amor que nos juramos.

 

Y en ella pasaré el resto de mis días

pensando en nuestros logros, vida mía,

y en un tiempo de felicidad compartida

que llenaron todos los días de mi vida.

 

¡Y aunque juntas nuestras manos

nunca volverán a estar,

en mi corazón seguirá encendida la llama

de aquel instante, Divino despertar

que ni el tiempo ni la distancia

jamás podrán borrar!

 

Fina