Diaz Valero Alejandro José

La Fanta (Humor)

 

Yo tuve una novia

llamada Eustaquia

que conquisté una vez

escribiéndole cartas…

Era muy hermosa

en cuerpo alma         

tan pura y candorosa

que parecía una santa

como una medallita

que yo le entregara.

Un le día le dije

te invito muchacha

a tomarnos un café,

gaseosa o malta,

o un vino tinto

de muy vieja data.

Me miró sonriente

y con mucha gracia

me dijo: Yo no tomo vino

porqué me emborracha

ni tomo café

pues eso me exalta

lo único que tomo

es la rica Fanta.

Y allí empezó

a tejer mi desgracia

pues comencé a buscar

por mi tierra ancha

el famoso refresco

que tanto le encanta;

para ver si lograba

salir con Eustaquia.

Pero nada de nada

no hallaba la Fanta

por los cuatro lados

de mi bella patria;

no la hallé ni en  polvo,

ni siquiera la chapa

porque la bendita gaseosa

está muy escasa;

y pensar que antes

teníamos tantas

que hasta se compraban

en grandes garrafas

y eran más abundantes

que las cucarachas,

y cualquiera las compraba

sin mucha alharaca.

Me dijo don Pedro

el esposo de doña Pancha

que ese producto

ya no se despacha

y que no se encontraba

ni de cachaza...

Y ahora yo sufro

esa mala racha

buscando y buscando

la bendita Fanta

y al no encontrarla

mi novia con rabia

me dijo pichirre,

me llamó piltrafa,

me llamó marioneta

de pobre facha

y de obscenidades

me  dijo una sarta;

que me olvidara de ella,

y rompió mis cartas

y la medallita

que había en su garganta

la tiró a la calle

en pago a mi falta

porque estaba rabiosa

y perdió su gracia

y ese mismo día

me cortó las patas,

por el simple hecho

de no hallar la Fanta.


 Autor: Alejandro J. Díaz Valero                                

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