taty merced

El farallón...

Tal parece que el mar se detiene en la puerta

auscultando silencios, del farallón dormido.

Marcado por el abismo se muerde los consuelos

dejando que la historia responda por el mismo.

Espera que la noche derrame sus estrellas

y en la hondura de llanto se levanta siniestra

su ronda  de espejismos hasta que ya amanece

y de lejos divisa, con el rayo violeta

que acorta la distancia, una vieja goleta.

Se crece en la esperanza y muestra su cabeza

e invita a las gaviotas a volar sobre ella

Confirmada costumbre por el adiós que espera.

Y allí se queda solo sintiendo  en cada grieta

la sal que lo consume, la ola que lo besa