Igor P. de S.

********** ELLA **********

Su belleza no aparece en el primer instante;

 de fuera a dentro, ella pasa desapercibida:

cálido paisaje de un país cercano, casi conocido…

 Su belleza la descubres cuando menos te lo esperas, 

 sin apenas darte cuenta; porque ella es sencilla,

pura y esquiva como los pájaros del Alba, que no saben…,

 que no saben que su increíble canto hace que rompan 

 los colores sagrados del Aurora

 

Así es ella…

 

Jardín florido y fuente… Fuente de aromas  por fuera,

discreto bosque azul; verde y profundo Mar por dentro.

Dulce aroma del Alba que te estremece y te embauca…

Su voz, su mirada,  casi inocentes,  y su sonrisa

saben a violetas silvestres, violetas que se apoderan de ti

sin darte cuenta, sin avisar… Y sin poder dar marcha atrás…

Terrible hechicera… Embaucadora…; como  los ángeles,

 que te visitan una vez (máximo dos) en toda tu existencia;

 

durante algunas horas (no más);

ángeles que te cortan el aliento,

hasta perderlo;

que te cortan tus alas

sin piedad alguna…

 

Así es ella.   

 

Como todas las diosas,

ella no sabe,

ella no puede saber que su belleza es terrible;

terrible diosa, con carne de brisa salvaje,

insoportable:

 

piel de Luna,

fresca como el rocío,

verde como la menta:

Asombro divino.

Peligroso embrujo, exquisito vino…

 

Yo me prohibí encontrarla,

me prohibí amarla de veras, pero…

ella se empeñó…

Se empeñó en “arrastrame-a-ella” (en “se-ducir-me”) [1]

Fue ella quien se empeñó -lo juro-, no yo…

 

Verde tormenta interior, embriagadora;

demente…

Piel de Luna Creciente,

fresca como el rocío, Verde como la menta,

“pecado mortal” para el alma…

 

Así es ella.



(1) Para quienes no conozcáis la etimología latina (y el verdadero sentido) de “se-ducir”, este verbo significa ni más ni menos que “arrastrar / llevar a sí / llevar a uno mismo” (que el otro lo quiera o no -añado yo-).
Así es \"el secuestro\" de mis versos... “Ducere / Duco”, en Latín signifca “llevar a donde uno quiere que se vaya” (de ahí “con-DUCIR”, “re-DUCIR”, in-DUCIR.
Y… “se-DUCIR”: es decir, “arrastrar a alguien hacia sí, hacia uno mismo, con la fuerza de su poder “se-ductor”.
El “con-DUCTOR” y el “in-DUCTOR” saben muy bien a donde van y, por eso, hacen converger todo su saber hacer y toda su fuerza para conseguir “su meta”. Pues bien,  el “se-DUCTOR” hace lo mismo, pero… de otra forma y con otro arte. Y con su fuerza todopoderosa. ¿O me equivoco?