LAURA ZYANYA

Sobreviviendo

 

     
 
Nos despertó la noche que caía hecha lluvia sobre nuestros ojos, 

y como si fuera pleno día, el estruendo acalló las voces y el grito por una

independencia inexistente.

Húmedos dependientes de una naturaleza que reclamó su cauce,

el temor se nos alojó desde el silencio roto, lloramos,

hubo manos que no lograron asirse,

vidas apagadas por un alud de agua y tierra que no detuvo nadie.

Ha sido extenso el dolor mientras el sol crece,

horizonte de penas que iban hilándose al silencio de la impotencia

mientras el grito empujaba a la ayuda.

La apatía se embarcó en el viaje de la incongruencia,

el abuso por momentos coloca muros que es necesario derribar

mientras el oportunista cierra los ojos y como hiena ríe.

Llovió en demasía, y  desde los ojos de todo aquel al que se le nubló el alma,

aún llueve.

¿Quién ha de celebrar ahora?

Campanadas de pena tiñen un aire rancio que envenena

mientras una cadena humana hace surgir una pequeña luz de entre las tinieblas,

generosas manos siembran la esperanza mientras reparan puentes rotos

que se requieren para acortar distancias.

La reconstrucción muy lento avanza, la vida va,

es necesario valorarla.

Desde hoy sobrevivir es una doble carga,

obligado al vivir, hacer de la respiración una obra que la pena valga.

Zyanya@