Hija del Sol

BESOS NO DADOS

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Aquella tarde cuando a casa caminaba

con la mirada franqueada al horizonte

y las melodías sacudiéndole, porque ella callaba,

vi recuerdos… con sabores polizontes.

 

Me llegó justamente ese sabor a besos…

sí, esos besos… precisamente los que no se dan

y un olor cruzado, que enciende hasta los sesos…

y de compañía, la añoranza, la que no se va.

 

Olor y sabor dibujaban los rincones de mi memoria,

evocando sensaciones… robando suspiros…

¡ah! qué besos aquéllos… que también supieron a gloria

y que en la mágica aventura nos hicieron sentir vivos…

 

Y es que esos lugares por donde viaja la memoria,

por donde las huellas se hicieron caminos,

donde se escribieron nuevas páginas de historia,

hay olores y sabores que ya tienen su sino.

 

Y aquellas personas con las que compartes,

con las que viajas por las rutas de las emociones…

con las que miras y tocas lo invisible del arte,

se apropian también de nuestras sensaciones…

 

Y también aquéllos… los únicos momentos…

los que se graban en la piel de una mañana,

los que se entregan a una estación del tiempo…

los que huelen y saben… de alguna fuente se emanan…

 

Bendita tarde aquélla cuando a casa caminaba,

bendito sea ese lugar de fragancias escritas…

bendita la persona que un día su mirada me daba

y bendito ese soplo, porque hoy a besos mi corazón palpita.

 

Con el aliento perfumado de evocaciones…

y con el sabor de tus besos existidos y no dados,

van rompiéndose los silencios en aluviones

y el olor del amor, permutándose… con el pasado.


Hija del Sol

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