huertero

A la memoria de Araceli Ramos

EL LLANTO…

 

Hueco como el recinto donde aguarda la bala

respondiendo las mismas palabras

y muriendo absurdamente por las terrazas.

En la ruta a solas

las líneas y mi soledad.

Han llorando las niñas, asqueadas.

Me recetaron que sueñe.

Y los animales sobre la tierra duermen.

Las piedras mueren por una ventisca.

El agua y el hombre

el día la noche,

el hambre de carbohidratos

el césped y la  poesía.

Otro sitio de muerte buscándome.

La vida no es para los  cómodos.

Llorar no es fácil.

Al oeste de mi zona de exclusión

he vuelto a ver las tijeretas.

Mientras el mar engendra olas para mi cielo

diariamente mi aorta aprieta

 como mis zapatillas de entrenamiento.

Hoy no tuve ganas de ser pescado y

decidir quemarme en la tierra.

La yugular un arrecife.

Mis ojos dentro del corazón.

Envejecen las letras que rotan

cuando el atardecer sucumbe.

Nada ha pasado nada…

Solo otra niña ha muerto…

Una madre rompe en llanto.