gatoconbotas_58

Hacia ella subía yo

Hoy he visto el cielo
azul, profundo e infinito,
y he visto el mar
de tan igual manera
que pudiera confundirlos.
Y el horizonte era una línea

y la vida se esparcía

como barcas alrededor.

Entonces me dediqué
simplemente a escucharme
y el silencio era tal
que podía sentir un hueco

y mi corazón latiendo

en una melodía de tambores
pulsando al compás
del aleteo de una mariposa,

y supe que era bueno
y supe que era un sueño,

sentimientos

de los que en la vida ya no hay.
Decidí dejar algunas huellas,
ilusión,
y con una pequeña rama
escribí en la arena su nombre:
“Nube”
Y vi dos pájaros volar,
lejos,
emigraban
a un país llamado deseo
entonces
supe que el dolor
también se deletreaba “distancia”.
Y miré hacia el bosque,

y recordé aquellos robles
y aquellas flores
y el aroma a su piel fresca y tierna
como cerezas
y sus ganas y su boca,
entonces el viento tenue silbaba

la triste melodía del recuerdo
y ella aparecía ausente
en la senda del amor.
Busqué y busqué

aquel signo en las cortezas,
aquellas mismas huellas
de las que tanto escribía yo,

podía ver el cielo

límpido, vacío

y las ramas hacia lo alto

hiriendo su alma

llorando rocío,

pidiendo perdón

y deseé que fuese tormenta

para lavarnos las almas

y así limpiar todo rastro.
Entonces vi

como cada hoja

se hacía un poema,

el cielo se confundía con las olas

y los robles con las barcas

delineándome el destino

nublándome los ojos

y como cada renglón

se hacía escalera
y con cada letra,

cada nota

hacia ella

subía yo.