Encanto Poético Del Alma Con Sentimiento Alonso Ayala)

Por los Niños de Guatemala

¡Ay, ay que dolor!

sale el sol y se pone,

entra la noche y todos lloran y se imponen
en busca del prometido amor.

¿Amor dónde estás que no te encuentro,
vengo de la casa y voy por las calles,
y en vez de hallarte, a un niño encuentro,
dime, es el amor un niño? ¡Por favor no calles!

Al silencio me acojo para no pensar, 
al grito busco para poder pensar,
¿Es el niño el amor del alma,
o es el alma para el amor del niño?

Busco el sentir, del por qué morir,
de un abandono del niño por la madre, que no tiene sentido.
¿Fuera justo que la madre en aborto pensado lo deje morir?
¡Qué capaz de amor de un padre, 
que al hacerlo con amor, comprometido,
deja que una madre sin amor lo hace abortivo!

¿Amor de madre y amor de padre? 
que deja al niño, que en la calle pida,
el dinero para el pan del día, quiera para la madre,
esa madre acogida al vicio del licor, 
viva del cuerpo al desde sufrida.
Haciendo niños por doquier y sin amor.

¿Entonces, dónde está el amor,
Al niño embistes para ser amado
y del mal apoderado sufres el dolor,
buscando paz, dejando al niño abandonado?

No es la solución el aborto provocado,
y a voluntad, seguir siendo víctima del amor abandonado.
¿A caso se demuestra el amor en el sexo depravado,
o dejando al niño hijo, por un hombre mal portado?

Madres y padres deben en reflexión pensar
que si son padres, por madres que a la vida deben
y a los niños que al mundo traen, el amor han de dar
y en casa se ajusten con obras y palabras sabias, al amor se den.

Al fin, deje el silencio que mi alma grite,
deje el grito que mis manos digan,
con un abrazo y un regalo al niño abandonado agite, 
y al mover de su adentro salgan los niños, que les dé sin que me pidan.

Al fin hallé el amor en el corazón del niño,
al fin aprendí que el dolor en él no afecta,
que siempre con lealtad en su corazón se ve el cariño
pues se le desprecia y se le golpea y aun, todo por amor acepta.

Guatemala y todo el mundo, 
amemos a los niños, 
porque ellos son como árbol fecundo,
que produce el fruto de amor y cariño.

Por:
El Poeta del alma
Rolfin Ayala

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