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Los sin rostro:

Entre los ecos que rezumban
por los callejones de las ciudad.
Se escuchan las voces,
de miles de personas sin rostro.

 

Son ellos:

Los fantasmas de carne y hueso.
Los que gimen cada noche arrastrando
sus cadenas de penas tras las esquinas.
Los que se levantan cada noche de sus tumbas psicológicas,
llevando puestas sus mortajas de hambre por las aceras.
Los que caminan sin rumbo
por un cementerio de farolas encendidas.
Los que aparecen de repente
atravesando las duras paredes de la vida.


Para muchos...
Los fantasmas no son seres que salen de noche.
Sino aquellos vecinos sin rostro,
Que dormitan en oscuros callejones.