Rubens

Puedo...

Lastimé, herí, dañé,
pedí perdón, casi de rodillas 

pero no me escuchó,
ha desoído mis ruegos y se fue.
a solas en mi cuarto, sufrí, lloré... 
sentí que no podía vivir sin ella.

Ese desoír fue la excusa

para correr a otros brazos desconocidos? 

o a los de quien ya la esperaba, quizás.

Sufrí aún más al verla con él
tantas veces, tantos amaneceres,
tantas tardes, tantas noches...
El tiempo ha pasado, y hoy,

mirando atrás, es sólo un recuerdo,
ya no sufro, ya no lloro. 
Viví con ella los mejores años

y no tan buenos también
pero de ese amor,  
la vida me dio lo más preciado 

lo que da sentido a mi vida, mis hijas.
Eso le debo a Dios,
que me ha dado la posibilidad de ser padre
y a ella, porque me amó, o me ama tal vez
y por lo que me dio mientras estuvimos juntos.
Hoy, ya no sufro, ya no lloro.

Puedo vivir sin ella.