Eddy Gtz

Usted, Señora

Existen amores difíciles de olvidar

y el de usted señora es uno de ellos

y aunque he tratado de no llorar

acuden a mi mente los recuerdos aquellos.

 

Donde usted, con mágica dicha

posaba sus labios sobre mi boca

sedienta de una esperanza loca

y hoy; ya solo provoca desdicha.

 

Le comento y trato de hablarle diferente

porque usted sabe que es mi estilo;

es difícil unir al amor con el mismo hilo

y más aún, cuando no existe el presente.

 

Usted bien sabe que el pasado

jamás vuelve y entre nosotros dos

ya no existe algo que nos tenga atado

ni siquiera la bendición y gracia de Dios.

 

Usted prefirió volar a otros nidos,

como picaflor yendo, de jardín en jardín,

sin pensar lo que causa su olvido;

mientras yo; lentamente espero el fin.

 

¡Ay señora! si usted supiera mi sufrir

tal vez no habría, de mi lado partido

y hoy de mis brazos, no quisiera partir;

pero no, usted ya decidió y se ha ido.

 

Y ha dejado un amargo y cruel dolor,

como la espina aquella que tocó mi mano,

al acariciar la rosa con dulce amor

y recibir de ella, el dolor más inhumano.

 

Señora, usted pensara que la quiero

y quizá si la quiera, pero no del modo

en que usted se imagina, soy sincero;

yo jamás recojo lo que cae en el lodo.

 

Y sí; la ame tanto como a mí mismo,

porque creí que el amor que le entregue

era reciproco, pero vaya espejismo;

el estar con usted no era lo que espere.

 

Pero no me arrepiento señora,

de haberla amada de esta forma pura;

“a cada santo le ha de llegar su hora”

y usted, ¡señora! no estuvo a mi altura.

 

Así que por eso, doy por terminado

estos versos míos, que usted inspiro;

fue un placer señora haberla amado,

pero hoy por fin este amor murió.