Alfonsina no quiso empezar otra vez de nuevo,
lo que decidió fué tocar fondo por última vez.
Alfonsina y el mar, el mar es el mejor lugar para tocar fondo.
El mar te desnuda ola a ola y los peces se comen tus ojos
porque ya no ves, porque no los quieres, porque ya son suyos.
Hemingway se tomó el último ron cargando su escopeta.
Dejaría terminado el escrito enrrollado en su vieja máquina de letras negras.
Un tiro. La pólvora aún olía a ron cuando fueron a encontrarle.
El viejo y el tiempo y su último pensamiento que no hubiera Dios,
pero que hubiera suficiente alcohol como para quemar el cielo.
Virginia Woolf también pasó su vida corriendo de polo a polo.
También eligió su fecha y su número en el calendario.
Los locos escribímos lo que vemos yendo de un lado al otro,
del menos al más y del más al menos,
mientras el resto vive fijo en un solo punto
y nosotros tenemos que contarles qué es lo que se ve
cuando viajas tanto y a veces, a toda velocidad, sin descanso.
Por eso escribimos los locos, sólo por eso.
Yo vivo como todos, sine die, o muero como pocos,
como cuando ella me dijo que ya no iba a estar,
que ya no leería mis versos atados a sus ojos,
y eso es lo que me preocupa,
que es como si los peces se los hubieran comido
y ella se hubiera matado de mi, qué loco.
¿Y a dónde ato yo ahora todos esos versos que son de esos ojos?.
Alfonsina y el mar, sabia mi Maestra por quedarse al fin en el fondo,
y si de verdad fue un accidente, Dios no lo quisiera,
bendito sea, que matándola a ella, asesino su pena.
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\"Y te vas hacia allá,
como en sueños dormida,
Alfonsina, vestida de mar\".
ALFONSINA Y EL MAR.
(FELIX LUNA)
Autor: Carlos Moya Gómez.