Dominatorque

Soneto octavo

Dichosas las flores de tu cabello,

La fresca brisa, que tu piel caricia.

Dichosos los poemas de mi envidia,

Deseando en ellos, todos tus besos.

 

Celos siento en la noche, de su Luna,

Por beber del ombligo de tus sueños

Como un río, navegándote el cuerpo,

Por la secreta ruta de mis caricias.

 

Ansias siento, de tu boca florida

Del constante incendio que en él, se esconde

Del lugar más hermosos de la vida.

 

Ansias, para nunca dejar de amarte

Aunque todo mi amor aquí disponga

De breves estrofas para contarte.