HERMINSON YULE RIASCOS

LA HORA EN QUE NO SABES A NADA

Esta es la hora que tu no sabes a nada,

como el agua, así, tambien de entre mis dedos

te dejé correr libre...como el viento.

Deje que te salieras tu cauce y te alimenté

con nubes grises que no sentiste

y la canícula arideció el campo

silvestre do corrias y tu arrulllo

cantaba a mi oído.

Ahora en saxatiles nació otro ser pétreo,

losal, que no te espera ya

aunque sabe que no vendrás.

Nada cruza el espacio donde las mariposas

de tu vientre esparcian color, y los peces

dorados de mi alma se empapaban de tu agua

y tu los sacabas para besar mis poros.

Fuiste riachuelo, río, riazo y te vanagloriaste

tanto que el mar de mi amor

no pudo contener el ímpetu de tu creciente,

que ahogó el verde y sumergió la alegría

aflorando la melancolía, pero, en ésta hora

que no sabes a nada como el agua,

eres agua que llenó mi ser de recuerdos,

porque aún en ésta hora que no te pertenece

me das vida como el agua aunque

de entre mis dedos huyeras

evaporando el presente

y dejandome sin mañana.