carminha nieves

HE SUBIDO MI ESCALERA

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Subiendo la escalera de la vida, empezando rápido, bajando el ritmo mientras avanzaban los años, la subí. Unas veces paraba mirando hacía bajo, el patio empezó a quedar borroso, mientras la altura era mayor. Nunca me ha faltado aire para respirar, un poco cansada, pero nada que me impidiera a continuar. Nada esperaba al llegar al cumbre, lo pensaba yo, equivocada,  buscaba algo que sentía que estaba arriba.

Y  no lo he encontrado, pero, en vez de subir más, de espacio volví a bajar y sentada en el  medio quedé esperándolo.

Me he mojado con la lluvia de la incomprensión. Sudando por el esfuerzo de no desistir, pacientemente esperé.

Muchos han pasado por mí, muchos quedaran por el camino, otros iban felices acompañados. Miraba y esperaba.

No puedo saber cuántos zapatos he gastado, muchos seguro, eran hechos de deseo de tener lo que esperaba.

No sabía bien el qué. Era algo, quizá que me hacía falta. Cuantos he ayudado a subir, cuantos vi resbalando escalera abajo sin poder hacer nada. Sentada en medio de la escalera allí estaba. Te encontré, olvidé el cuanto había costado subirlas, me levanté y bajé  contigo. Sin forzar, sin decir nada, siguiendo tu mirada, te he dado mi mano. Momento sublime, que no me he dado cuenta en su momento. Hoy subimos apoyándonos, sin esfuerzo, sin nada pedir, sin sudor ni mojada, tengo lo que quería. Con una mezcla se felicidad y tristeza porqué mi escalera  es más   corta que la de él por la diferencia de edad y sé que lo voy a dejar, por haber terminado   mi vida, sufro, pero intentando disfrutar lo que me queda.

Una puerta tengo que encontrar y salir  para tener más tiempo junto a él. No quiero continuar subiendo, quiero que pare mi tiempo, para un día nos marchamos juntos.  Como yo, sentiría mi ausencia, si me quedara sin él.

La puerta la he encontrado, somos felices, por mi parte, si como pan duro, es igual al salido del horno. Poco me hace falta, casi nada y no volveré a subir la escalera de mi vida sola, nunca más.

Espaldas doloridas, semanas  sin poder moverme, cansancio de  no poder parar de subir en busca de mis sueños.

Por fin hoy estoy libre, no me importa lo que piensan, con mi esfuerzo me hice la mujer que soy. No me han encarcelado en sus propósitos oscuros. Al revés me han dado libertad, para salir de la escalera que tanto me lastimaba, mientras las subía.

De una brisa suave me he transformado en viento fuerte, que contorno montañas para llegar a la planicie.

Soy  el dedo acusador, soy el castigo de vuestras vidas, mirándome, como estoy feliz es lo peor castigo que podéis tener.

Sin rencor, sin malos pensamientos, libre me voy hacía el poniente rojizo del atardecer de mi vida. Que a pulso la he vivido. Con la ayuda de Dios.

Porto, 20 de Setiembre de 2013

Carminha Nieves