HERMINSON YULE RIASCOS

PERENNIZADA

Tu cuerpo fue el puñal con el que maté el frío y la soledad,

los desollé a rabiar hasta llenarme de ti,

de tu perfume, de tu aliento, de tu mirada,

y así, fuera naciendo una sionrisa por segundo

para que tu sol iluminara mi vera,

ésta ruta deambulada por tus manos y caricias.

Sentí llegar la hora-buena, y abrazado

a tu alegría quise perennizar los últimos

rayos de la noche, para tactarte

por siempre.

Me fuí hundiendo en tus ojos de miel

que hablaban de amor y amor,

busque mi corazón y te lo dí entero,

sevido como el mejor de los vinos

y a besos robé tu sal de mar enfurecido,

me perdí, como se pierde el sueño,

cuando soñar no basta,

y fuí tuyo y tu mía.

 Ahora se que estoy, perdido sin tu compañía,

acompañado por el recuerdo que sembraste

en  mi historia.