Rafa Rivas

El Espejo...

 

El Espejo…

 

Dejaste huérfano el espejo de tu esencia y tu reflejo, se quedó allí inmóvil, vacío de presencias, aquejado de ausencias, henchido de ignorancias de suspiros y fragancias, que sólo son recuerdos. Te alejaste mucho antes de plasmar en él tu imagen y como un navío errante perdió el rumbo en la estancia, impregnada de fragancias que otros días le otorgaste.  

Convenciste mi ignorancia con cálidas palabras que asegurabas eran sabias, me lanzaste en otras manos, diciéndome al oído que era lo mejor para ambos, y al hacerte caso, dibujé un nuevo fracaso clavándome con saña lo que tanto había temido, las dagas del olvido, el odio tan henchido que hiere mis sentidos, tus palabras despuntadas escritas en plegaria y la inmisericorde sentencia que destruye la inocencia de mis sentimientos quebrados.

No sé renunciar a tus recuerdos, ni a tus bellos reflejos que al mirar en el espejo imagino cada día, no sé caminar sin tu alegría, sin tus ganas de vivir que trasfundes en mi alma y aunque haya perdido la calma por sentirme tan vacío, quiero que sepas esencia, que lo que inicié con tu empujón, acabó de sopetón al llegar el nuevo día.

Sé que te he perdido, que el reflejo fundido no se dará de nuevo y a pesar de todo rezo esperando entre los brezos tu inmaculada presencia, que a pesar de ser ausencia la guardo aquí conmigo y mi inseparable amigo que hoy sólo da un reflejo, el de mi soledad latente, el de mi triste figura que sólo es amargura de un corazón ausente, el que clama a los dioses rogándoles la vuelta del reflejo más brillante que recuerde cualquier majestuoso espejo…

 

Autor.- Rafael Rivas.

 

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