Torturan en el escenario los ecos.
Vacío está el teatro,
la función dejó de correr en vertical
y se petrificó sobre los mares.
Se congelaron las mariposas
y resultarion fúnebres llantos.
El saxofonista ciego, sofoca de melodías
a la sombra blanca desdibujándose
sobre arenas movedizas.
Y ahí estan todos
sin poderse ubicar,
perdidos entre coordenadas,
en la extensa lluvia de astros.
Veneno o miel,
quién sabrá deducirlo,
si hoy me hallo condenada
a esta carcel sin rejas ni cadenas.
Sumergida en la tierra
tapan mi cuerpo dormido
sábanas rojas y negras
a merced del olvido.